Recital de los blancos en el Ciutat de Valencia

El Real Madrid salió victorioso de su visita al Ciutat de València, donde venció 1-4 al Levante en un partido que dominó de principio a fin.

Desde el pitido inicial, los de Xabi Alonso impusieron un ritmo alto, presionando arriba y moviendo la pelota con paciencia hasta encontrar espacios. El Levante trató de replegarse, con dos líneas muy juntas frente a su área, pero le costó mantener la intensidad frente al talento ofensivo de los visitantes.

El dominio madridista se transformó en ocasiones claras a partir del cuarto de hora. Mbappé tuvo la primera gran llegada, desbordando por la izquierda y obligando al portero local a intervenir. Minutos más tarde, el brasileño recortó hacia dentro y, con un disparo ajustado al palo en el minuto 28, abrió el marcador.

El golpe dejó tocado al Levante y el Madrid aprovechó su mejor momento. Apenas diez minutos después, Franco Mastantuono, firmó su primer gol con la camiseta blanca. Recibió un pase dentro del área y, con frialdad impropia de su edad, definió con clase para poner el 0-2 en el minuto 38. Fue un mazazo para los locales, que se marcharon al descanso sin apenas haber inquietado a Courtois.

La segunda parte en el Ciutat de València arrancó con un aire distinto: el Levante, empujado por su afición, salió con más valentía tras el descanso. Esa actitud tuvo premio: a los pocos minutos, Eyong cazó un balón dentro del área y batió a Courtois, poniendo el 1-2 y metiendo al equipo local de lleno en el partido. El estadio estalló y por momentos pareció que podía haber partido nuevo.

Sin embargo, el Real Madrid de Xabi Alonso mostró madurez. En lugar de ponerse nervioso, se reorganizó y empezó a gestionar los tiempos con posesiones largas. Fue entonces cuando Mbappé asumió el protagonismo: primero forzó un penalti tras una internada eléctrica que él mismo convirtió, firmando el 1-3 y silenciando el estadio.

Apenas unos minutos después, volvió a aparecer con su instinto goleador: recibió un pase al espacio de Arda, ganó en velocidad y definió con potencia para el 1-4, dejando claro que la reacción del Levante iba a quedar en anécdota.

Con ese marcador, el Madrid bajó una marcha, controlando sin prisa y dosificando esfuerzos. El Levante, pese al esfuerzo, ya no tuvo fuerza para volver a meterse en el encuentro. Apenas algún disparo lejano y centros sin demasiado peligro, bien resueltos por la zaga blanca, que sigue mostrándose muy sólida.