"Divide y vencerás": El Clásico al rojo vivo.

Una temporada más, otro día marcado en el calendario. El Clásico vuelve a la boca de todos porque hoy es el día. Se palpa la ilusión y la tensión en el ambiente, dos aficiones enfrentadas desde tiempos inmemoriales están listas para otra contienda

El fútbol es más que fútbol siempre. Un deporte capaz de unir a la gente, pero también de dividirla. Es capaz de sacar lo mejor y lo peor de la gente y jugadores.

Cualquier partido reclama cierto interés, pero cuando se menciona "El Clásico" todos saben el respeto que este impone solo con mencionarlo. El duelo entre los dos principales gigantes del fútbol español: Real Madrid y FC Barcelona.

Desde hace más de un siglo, ya se jugaban partidos entre ambas disciplinas.

Jugadores entregados por y para el equipo y su gente.

Así, todo avanzó, desde victorias, empates hasta dolorosas derrotas. Estas últimas siempre tienen un sabor más amargo al caer frente a tu eterno rival.

La mayoría de equipos tienen un derbi por pertenecer a una misma ciudad o comunidad, como lo son el derbi madrileño entre Atleti y Real Madrid o lo es el derbi catalán entre FC Barcelona y el RCD Espanyol. Sin embargo, y perdonen si peco de atrevido, creo que es justo decir que esta es la mayor rivalidad de España, por encima de cualquier otra imaginada.

Aficiones enfrentadas por ver quién es el mejor de los mejores.

Guerras frías durante todo el año, que se convierten en activas cuando se acercan las fechas del enfrentamiento en el terreno de juego.

A lo largo de los años, el Clásico ha dejado momentos tan tensos como inolvidables. Desde el famoso dedo en el ojo de Mourinho a Tito Vilanova hasta las disputas arbitrales o los choques de declaraciones. En este tipo de partidos, la pasión es incontrolable

El de hoy no llega con menos carga emocional. El Real Madrid defiende el liderato, pero si cae, lo cederá al Barça. Los culés, que han ganado los últimos cinco duelos, confían en mantener la racha. Aunque en partidos así, los detalles lo deciden todo.

Xabi Alonso, técnico del Real Madrid, afronta su primer Clásico desde el banquillo y espera ganarlo como debe ser. Por su parte, el FC Barcelona llega con la confianza de haber ganado contundentemente recientemente, pero cuenta con el inconveniente de no poder contar con Hansi Flick dirigiendo desde el campo. El alemán fue expulsado ante el Girona y debe cumplir sanción, en su lugar dirigirá su segundo, Marcus Song.

Y como no podía ser de otra forma, el entorno ya ha hecho su trabajo. A las habituales discusiones sobre arbitrajes —“quién será más robado o más beneficiado”— se suma una nueva chispa: las declaraciones de Lamine Yamal. En un directo de la Kings League, el joven culé afirmó: “El Madrid roba y luego se queja".

Las duras palabras del catalán no han sentado nada bien a los madridistas que le tachan de repelente e irrespetuoso.

Para calentar aún más la situación, Yamal culminó publicando en Instagram otra frase: "El miedo me lo dejé en Mataró hace tiempo". Finalizando, con una foto del Bernabéu tras el 0-4 de la temporada pasada, viéndose de fondo a diversos merengues haciendo peinetas al hispano-marroquí.

Los periodistas no pudieron dejar pasar la polémica y le preguntaron a Xabi Alonso acerca de las provocaciones de uno de sus rivales: "No, no voy a entrar yo. Hay muchas declaraciones por parte de la gente de Barcelona y no puedo empezar a valorarlas todas. Nosotros lo importante es el verde, lo que pasa en el campo, de dónde venimos, qué es lo que tenemos por delante mañana en el partido y cómo queremos jugarlo. Eso es lo que más me preocupa y en lo que hemos estado trabajando."

Marcus Song fue preguntado acerca de si existe algún favorito para este Clásico, pues el Madrid va primero en la tabla, pero el Barça tiene mejores registros en la historia reciente: "En estos partidos creo que siempre es 50-50. El equipo que rinda mejor en el campo será el que gane. Es así de simple."

Todos huelen la sangre. Nadie quiere dar un paso en falso. Entre pullas, indirectas y gestos, la batalla ya ha empezado mucho antes del pitido inicial.

Hoy, el fútbol español vuelve a dividirse en dos colores. Solo queda una petición, la más sencilla y la más difícil: que el espectáculo esté a la altura de la historia.