El Celta despierta a tiempo y se estrena en Europa con una remontada

Bajo el ambiente eléctrico de Balaídos, el Celta arrancó la noche con la ilusión de inaugurar el casillero en Europa en su casa.

Desde el pitido inicial, los de Vigo trataron de imponer su ritmo con el dominio del balón, aunque les costaba generar ocasiones claras ante un PAOK bien armado defensivamente.

Durante los primeros minutos, el equipo local acumulaba posesión, pero sin profundidad, mientras que el conjunto griego optaba por acomodarse y esperar oportunidades al contraataque.

Alrededor del minuto 37’, llegó el golpe inesperado: tras un error en la salida del Celta, el PAOK recuperó el balón en zona ofensiva. Giannis Konstantelias avanzó y remató; el portero Radu reaccionó con una buena parada, pero el rechace quedó muerto y Giakoumakis apareció para empujar el balón al fondo de la red. Con esto, el resultado se ponía a favor de los griegos.

El Celta buscó presionar más en los instantes finales de esta mitad. En el añadido, el conjunto vigués encontró el premio del empate: en el minuto 45+2’, Óscar Mingueza lanzó un centro desde banda izquierda y Iago Aspas, completamente solo dentro del área, cabeceó con precisión por encima del portero Pavlenka, igualando el marcador justo antes del descanso.

El Celta salió del vestuario con otra cara, decidido a volcarse sobre el área del PAOK. Apenas habían pasado unos minutos cuando Óscar Mingueza volvió a ser protagonista: levantó la cabeza y lanzó un pase bombeado preciso al área, que buscaba a Swedberg. El sueco intentó cazarla, pero Pavlenka alcanzó a desviar la trayectoria con una estirada providencial.

Sin embargo, el rechace quedó suelto y allí apareció Borja Iglesias, atento dentro del área. El delantero gallego no se lo pensó dos veces: enganchó una volea potente y cruzada, imposible para el portero, que entró ajustada al palo. Golazo para el 2-1 y la remontada celeste.

Tras el gol de Borja Iglesias, el partido se abrió. El Celta buscaba el tercero, pero el PAOK no se rendía y empezó a ganar metros.

En el minuto 62, llegó una acción peligrosa: Ilaix Moriba perdió un balón comprometido en salida, lo que permitió al conjunto griego montar una transición rápida. El cuero quedó suelto en la frontal y uno de los mediapuntas helenos se animó con un disparo potente desde fuera del área. Pero el balón se marchó rozando el poste, muy cerca del 2-2.

El susto del PAOK tuvo rápida respuesta. Apenas siete minutos después, el Celta volvió a golpear para ampliar la ventaja.

Javi Rueda, muy activo por la banda, filtró un pase en profundidad que rompió la defensa griega y dejó al sueco Swedberg mano a mano con el guardameta checo. Esta vez, el sueco no dudó: controló con temple, encaró y definió con frialdad para firmar el 3-1.

A partir de ahí, el conjunto vigués gestionó bien su ventaja. El PAOK lo intentó con alguna aproximación, pero el Celta supo controlar el ritmo hasta el final, asegurando una victoria sólida en Europa.