La nueva vida de Vallejo
- José Miguel Ruiz
- hace 5 días
- 2 Min. de lectura
El central zaragozano volvió a disfrutar sobre el verde en el empate de su nuevo equipo.

En la noche de ayer, Almería y Albacete se vieron las caras en el partido correspondiente a la primera jornada de LaLiga Hypermotion. Cuando el árbitro señaló el pitido inicial, entre los veintidós protagonistas que se vistieron de corto, destacó sobre el resto un jugador con un palmarés fuera de lo común. Una Liga, dos Champions League y una plata olímpica, entre otros trofeos, que endiosa su figura. Este futbolista es Vallejo.
Jesús Vallejo se formó en las categorías inferiores del Zaragoza y a muy temprana edad daría el salto al primer equipo. Con apenas 17 años, un joven central espigado con el 31 a la espalda acompañó en la zaga a Leandro Cabrera, en un empate a cero en el Nuevo Colombino. Tras ese debut, disputaría más de cincuenta partidos con el equipo maño, los que le valieron para fichar por el Real Madrid. El, por entonces, capitán del Real Zaragoza había destacado en las inferiores de la selección española y en Segunda División, por lo que Florentino no se lo pensó y lo presentó como el central del futuro.
En el curso 2016/2017, en la temporada de su fichaje, el Real Madrid lo mandó cedido al Eintracht Frankfurt. Con Niko Kovac en el banquillo, disfrutó de la titularidad y ya en la capital española se ilusionaban con "el sucesor de Pepe". Sin embargo, pronto se apagaría esa sonrisa que encandilaba a la afición de La Romareda.

La falta de continuidad, derivado de muchas lesiones, terminarían por apagar su llama en el equipo blanco. Y, con el paréntesis del EuroGranada, no encontraría regularidad ni en el conjunto madrileño ni en el resto de cesiones, en los Wolves y en su segunda etapa en Granada.
Fueron tantas las lesiones que sufrió que este verano no renovó con el Real Madrid y bajó un escalón en el fútbol profesional. El Albacete Balompié le abriría sus puertas para ayudarse mútuamente. El equipo manchego le ofrecía la oportunidad de redimirse a cambio de ser un jerarca en su defensa.
En su primera prueba de la temporada y, hasta el momento, libre de lesiones, demostró su valía. Rápido al corte, anticipándose a los pases del rival y ordenando a una defensa que, pese a recibir cuatro goles, él dejó buenos minutos sobre el verde. Tiene que pulir ciertos desajustes desde el perfil zurdo y, de seguro, se convertirá en uno de los mejores centrales de la categoría. Vuelve a sonreír Jesús.
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